CAPITULO I
v
La
justificación de la pedagogía del oprimido
v
La
contradicción opresores – oprimidos, su superación
v
La
situación concreta de opresión y los oprimidos
Nadie libera a nadie, ni nadie se libera sólo. Los hombres se liberan en comunión la superación auténtica de los opresores-oprimidos no está en el mero cambio de lugares, ni en el paso de un polo a otro, ni tampoco radica en el hecho de que los oprimidos de hoy en nombre de la liberación, pasen a ser los nuevos opresores.
La propuesta de Freire implica dos momentos distintos de manera progresiva: una se refiera a tomar conciencia de la realidad en la que vive el individuo, como ser oprimido siempre sujeto a las determinaciones de los opresores, la otra en cambio consiste en la iniciativa de los oprimidos paras luchar frente a los opresores y liberarse para llegar a la praxis.
CAPITULO II
v
La concepción “bancaria” de la
educación como instrumento de opresión. Sus supuestos. Su crítica.
v
La concepción problematizadora
de la educación y la liberación. Sus supuestos.
v
La concepción “bancaria” y la
contradicción educador-educando.
v La concepción problematizadora
y la superación de la contradicción educador-educando: nadie educa a nadie,
nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre si con la mediación del
mundo.
v
El hombre como ser inconcluso
y consciente de su inconclusión y su permanente movimiento tras la búsqueda del SER
MÁS.
Consiste en una narración y memorización excesiva que se presenta en las
aulas, sin analizar la esencia de ello, un ejemplo sencillo es: el alumno
memoriza que 4 veces 4 es igual a 16, sin percibir lo que realmente significa 4
por 4; dicha situación que Freire concibe como si los alumnos fueran unos
recipientes en los cuales se depositan los conocimientos, así el maestro es un
depositario y los conocimientos son los depósitos que éste realiza
cotidianamente.
Freire menciona que la educación bancaria mantiene y estimula la
contradicción; de ahí que ocurra lo siguiente:
El educador es siempre quien educa; el educando el que es educado.
El educador es quien sabe; los educandos quienes no saben.
El educador es quien
piensa, el sujeto del proceso; los educandos son los objetos
CAPITULO III
v
La dialogicidad: Esencia de la
educación como práctica de la libertad
v
Dialogicidad y diálogo
v
El diálogo empieza en la
búsqueda del contenido programático
v Las relaciones hombres-mundo,
los “temas generadores” y el contenido programático de la educación
v
La investigación de los temas
generadores y su metodología
v
La significación
concientizadora de la investigación de los temas generadores.
v
Los momentos de la
investigación
Es importante establecer diálogo con el pueblo, pero ello implica emplear un lenguaje similar al de las costumbres del individuo par que exista una interacción es necesario integrarse a la vida del hombre, investigar su lenguaje, su actividad y pensamiento; posteriormente, a través de la educación problematizadora estos elementos se conjugan para generar conocimiento.
Cuando se desea investigar el tema generador, se debe acudir hasta el lugar
donde se encuentran los individuos que se pretenden liberar e investigar el
pensamiento de ellos para no descontextualizar su trabajo, por el contrario se
trata que la enseñanza se dé entre su propia realidad para evitar que sea un
acto mecánico, es decir la superación y liberación del hombre no se logra con
el consumir ideas que abundan entre los hombres, más bien se trata de que el
individuo las construya y sobre todo que las transforma a través de la práctica
y la comunicación.
CAPITULO IV
v La antidialogicidad y dialogicidad
como matrices de teorías de acción cultural antagónicas: la primera sirve a la
opresión y la segunda a la liberacion.
v La teoría de acción antidialógica y
sus características
v La conquista
v La división
v La manipulación
v La invasión cultural
v La teoría de acción dialógica y sus
características
v La colaboración
v La unión
v La organización
v La síntesis cultural
La
invasión cultural es una característica más de la antidialogicidad, en donde
los oprimidos son concebidos como objetos, mientras que los opresores son
autores y actores del proceso; es una táctica subliminal que se emplea para la
dominación y que conduce a la inautenticidad de los individuos.
Contraponiéndose
a lo expuesto anteriormente, aparece la colaboración como una forma de
emancipación del pueblo, pero ésta no implica la existencia de un líder
mesiánico, sino a través de la comunión entre las masas quienes interactúan y
se comunican con el compromiso mutuo de luchar por la liberación, descubrir el
mundo, no adaptarse a él, ofreciéndose confianza mutua de tal manera que se
alcance una praxis revolucionaria.
Además
de la colaboración, se requiere de unión para realizar un esfuerzo común que
conduzca a la liberación, lo cual implica una forma de acción cultural que
enseñe el qué y cómo de la adherencia a la causa revolucionaria, pero sin caer
en la ideologización, sino descubrirse a sí mismo como lo que es realmente, una
actividad humana.
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